La tolerancia a la espera, siempre ha sido un factor muy importante a tomar en cuenta al educar a tu hijo. La vida está llena de momentos en donde se debe tener paciencia, por lo que si le enseñas desde pequeño a lograrlo, esto le ayudará a convivir adecuadamente con los demás, evitando que sea un niño impulsivo.
En la actualidad los niños muestran en general mayor dificultad para saber esperar, ya que desde pequeños están expuestos a la inmediatez. Vivimos muy a prisa y todo lo obtenemos de inmediato como consecuencia de los adelantos tecnológicos.
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Pero, ¿cómo lograr que los niños entiendan que no todos sus deseos o pedidos pueden ser atendidos al momento?
- A través del ejemplo. Los niños no aprenderán sobre la paciencia si sus padres no la aplican en su vida. Si quieres que tu hijo sea paciente, sé paciente con él. Debes analizar la actitud que demuestras mientras esperas en una fila, en el tráfico, o mientras esperas a que tu hijo haga algo que le solicitas. No le puedes pedir algo que no le estás ejemplificando.
- La paciencia con el tiempo. Cuando tu hijo te pregunte o pida algo y tú estés en otra tarea (hablando por teléfono o cocinando) señálale que estás ocupada y que deberá de esperar a que termines. Es importante que sepa que en la vida, no podemos obtener lo que queremos en ese preciso momento.
- La paciencia a la hora de jugar. No debes olvidar que los niños van aprendiendo usar y manipular cada tipo de juguete. Todo aprendizaje requiere tiempo y paciencia. Juega con tu hijo y aprovecha para ejercitar la paciencia con él. Lean juntos el manual del juguete y aprendan cómo se utiliza.
- Paciencia y firmeza ante los berrinches. Los niños piensan que con los berrinches conseguirán lo que quieren. Demuéstrale a tu hijo que con los berrinches no cambiarás tu decisión. Tu hijo aprenderá a expresar su descontento y desacuerdo con paciencia y sin berrinches.
- La paciencia en la naturaleza. Una de las formas para enseñar paciencia a los niños es mostrándoles cómo la naturaleza consigue sus metas con paciencia y persistencia. Por ejemplo, cómo trabajan las hormigas que arrastran trocitos de pan o de hojas por un largo camino, una y otra vez, o cómo se siembra una planta y la vemos crecer, poco a poco.
- Retrasa la recompensa. Puedes hacer un “chart” en el que tu hijo trabaje algo que se le dificulta y que quieres que adquiera como hábito. La recompensa no deberá de ser algo material, sino, por ejemplo: si todos los días recoge sus juguetes antes de irse a dormir, el fin de semana lo llevarás a su parque favorito. En el chart marcarás cada día que lo logre, de manera que la meta sea algo alcanzable con paciencia y perseverancia.
- Jueguen a juegos largos. Como los rompecabezas de muchas piezas y en los que tardas varios días en terminar. Este tipo de juegos puede generar también que el niño se desespere y no quiera llegar al final. Sin embargo, si juegas con él y le ayudas, verán que no es imposible.
- La espera de turnos. Una cosa es que esté desesperado por entrar al baño y otra que se tome como un derecho pasar por encima de los demás. Es recomendable que le enseñes a respetar los turnos; el que llega primero, es el que tiene derecho. Y si no, debe pedirlo como un favor de manera educada.
- Los juguetes son para cada edad. Si te pide un iPhone a los 5 años, algo malo está sucediendo. Cada regalo tiene que llegar a determinada edad, adecuada a su aprendizaje y madurez. Por tanto, déjale claro a qué edades podrá tener determinadas cosas.
- Reforzar los logros. Es muy importante que cuando tu hijo logre esperar pacientemente su turno, o logre terminar un rompecabezas que hizo durante días, lo felicites para reforzar esta conducta.
En Kínder Cedros acompañamos el desarrollo de nuestros niños, poniendo atención a factores formativos como lo es el hecho de aprender a ser paciente. El niño vive una rutina estructurada que lo ayuda a saber que todo tiene un orden, y esto es algo que poco a poco va interiorizando, traduciéndose en niños pacientes y felices.
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