Desde hace unas semanas estamos viviendo un confinamiento para el que ninguno de nosotros estábamos preparados. Ha cambiado nuestra forma de trabajo, de tomar clases, de ver la vida, y por supuesto que nos está llevando tiempo el adaptarnos y asimilar la situación.
Ahora imagina por un momento cómo la están pasando los más pequeños de la casa, ellos tampoco asisten al colegio, no ven a sus amigos, no pueden disfrutar sus clases de deporte, música o natación; han dejado de ver a sus abuelitos, tíos y primos. ¿Sabes cómo podrías ayudarlos?
Pues bien, la inteligencia emocional será tu aliado. Peter Salovey y Johon Mayer (1990) conceptualizaron la inteligencia emocional como la habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las emociones propias y las de los demás, promoviendo así un crecimiento emocional e intelectual.
Como puedes ver, es una habilidad necesaria para que nuestros niños puedan expresar lo que están sintiendo en éstos momentos. Pero ellos necesitan de tu apoyo para lograrlo, así es, la inteligencia emocional se cultiva en una relación bidireccional, en la que tú serás un elemento clave para ellos.
Como papá o mamá, primero tienes que reconocer tus fortalezas y debilidades en la expresión de tus propias emociones, qué tan bueno eres para comunicarlas a los demás. También es importante que detectes cuál es tu propia capacidad de adaptación, flexibilidad y comunicación interpersonal, tu empatía y tus alternativas para solucionar conflictos de manera pacífica obteniendo un bienestar para ti mismo y para los demás. Recuerda que para tus hijos eres el ejemplo a seguir, así que ellos aprenderán a expresar sus emociones de acuerdo al modelo que tú les presentes.
Y entonces, ¿cómo puedes apoyarlo en estos momentos?
Por ejemplo, durante el confinamiento tu hijo puede estar riñendo más con su hermano debido a que pasan mayor tiempo juntos y tienen que compartir la habitación todo el día. Siguiendo los pasos anteriores, primero habría que escucharlo “te escucho y entiendo lo que me estás diciendo”, ayúdale a nombrar el afecto que está demostrando, “me imagino que esto te hace sentir muy enojado”, los cambios corporales que está teniendo “estás tan molesto que puedo ver tu nariz fruncida, siento tu corazón latir muy rápido y tu carita muy caliente”.
Enseguida, le puedes ofrecer “respira por tu nariz y saca el aire lentamente por la boca como si estuviera inflando un globo; vamos a hacerlo un par de veces más”. Una vez que esté más tranquilo, anímalo a que se ponga en los zapatos de su hermano y de toda la familia, que todos están compartiendo espacios en casa.
Ahora, la tarea más importante será que lo lleves a reflexionar qué puede hacer, cómo lo puede solucionar. En caso de que a él no se le ocurra alguna alternativa, tú puedes verbalizar algunas, como: “cada uno podrá tener un espacio de privacidad en su cuarto, haremos un horario y calendario para irlo registrando”.
Acompáñalo para que pueda exponer su solución al miembro de la familia con quien se está teniendo el pormenor. Los niños necesitan sentirse seguros y tu presencia le generará la confianza necesaria para poder comunicar su solución.
Además, aprenderá a ser flexible, tolerante y a negociar las soluciones, ya que no siempre lo que proponga puede ser aceptado por el otro, por lo que tendrá que llegar a acuerdos.
Como puedes ver, es una labor que como mamá y papá realizas todo el tiempo, sólo hay que hacerla consciente y tener presente la manera en cómo te comunicas y el ejemplo que le das día a día.
A continuación, te propongo algunos juegos que pueden ayudar a los pequeños a desarrollar su inteligencia emocional:
En el Kínder Cedros del Valle creemos que uno de los pilares en la formación de los niños es el desarrollo de la inteligencia emocional, por eso contamos con talleres socioemocionales que les ayudan a identificar y controlar sus sentimientos.
Conoce más sobre nuestro kínder con nuestros procesos de admisión digital.
Escrito por: Mtra. Tereza Yhanira Silva Cisneros. Departamento Psicopedagógico